"La mano humana debe su forma a la lucha", esta es la sorprendente afirmación de Michael Morgan y David Carrier, publicada en The Journal of Experimental Biology, y que está dando la vuelta al mundo a través de artículos de divulgación que, como es habitual, se limitan a copiar y pegar la noticia original.
Aprovechando
que el estudio de las artes marciales (desde hace casi 18 años), y de la evolución,
son mis formas de gastar el tiempo preferidas, considero que debo dar mi
opinión al respecto.
He de decir
que me he acercado al artículo original con escepticismo, esperaba una aproximación
más ingenua a las artes marciales, pero me ha gustado.
Los autores comienzan con un análisis de la estructura de la mano humana en comparación con nuestros parientes más cercanos. Normalmente, en la cultura popular se suele decir que los chimpancés tienen “cuatro manos”, y que nosotros hemos desarrollado unos pies que nos distinguen de ellos. Pero lo cierto es que la cosa es algo más compleja*, nuestras manos también han cambiado mucho con el paso del tiempo. Una de las hipótesis clásicas es que manos y pies podrían haber coevolucionado, de forma que la adaptación progresiva de los pies al caminar debió facilitar la adaptación de las manos al uso de herramientas (y viceversa, por eso es coevolución). Los chimpancés tienen los dedos proporcionalmente más largos que nosotros, a excepción del pulgar, algo que dificulta que puedan cerrar la mano cómo hacemos nosotros. En cambio, nuestra palma es amplia y los dedos son cortos, permitiendo que podamos “formar un puño”, sin huecos, algo que favorece el golpeo.
Mano de chimpancé y de un ser humano actual.
Los autores comienzan con un análisis de la estructura de la mano humana en comparación con nuestros parientes más cercanos. Normalmente, en la cultura popular se suele decir que los chimpancés tienen “cuatro manos”, y que nosotros hemos desarrollado unos pies que nos distinguen de ellos. Pero lo cierto es que la cosa es algo más compleja*, nuestras manos también han cambiado mucho con el paso del tiempo. Una de las hipótesis clásicas es que manos y pies podrían haber coevolucionado, de forma que la adaptación progresiva de los pies al caminar debió facilitar la adaptación de las manos al uso de herramientas (y viceversa, por eso es coevolución). Los chimpancés tienen los dedos proporcionalmente más largos que nosotros, a excepción del pulgar, algo que dificulta que puedan cerrar la mano cómo hacemos nosotros. En cambio, nuestra palma es amplia y los dedos son cortos, permitiendo que podamos “formar un puño”, sin huecos, algo que favorece el golpeo.
Mano de chimpancé y de un ser humano actual.
Los
responsables del artículo, después de analizar (muy superficialmente) la
violencia entre los machos de los grandes simios, así como el uso del puño como
arma en las distintas artes marciales a lo largo y ancho del mundo (todavía más
superficialmente), se proponen demostrar la eficacia del puño como
arma ofensiva. Se asume que los humanos utilizamos el puño como arma de
forma instintiva, como ejemplo aportan el hecho de que, desde que somos bebes,
hasta los adultos, respondemos ante el estrés y la ansiedad cerrando
fuertemente los puños.
A partir de
este punto realizan un análisis de cómo funcionan las manos convertidas en
puños ante el golpeo. En mi opinión el tamaño de muestra usado es muy reducido,
utilizan a 10 practicantes de boxeo o artes marciales (así lo dicen ellos) por
experimento, siendo un total de solo 12. Es decir, cada uno de los sujetos
participaba en varios experimentos, pero no todos a la vez.
Los análisis
son tres, en el primero de ellos se compara la eficacia del golpe con la mano
abierta con el del puño, después midieron el movimiento relativo de los
huesos de la mano al golpear, y al aguantar el peso del cuerpo sobre la mano
cerrada.
Las
conclusiones creo que podría adivinarlas cualquier amante de las artes
marciales. Con el primer experimento descubren (para su sorpresa) que golpear
con la mano abierta o con la mano cerrada no cambia en absoluto la fuerza del
golpe. El ratio máximo de aceleración (relacionado con daños musculares o
cerebrales en el objetivo), tampoco cambia. En resumen, para conseguir un K.O. es
igualmente efectivo un golpe con la mano abierta que un golpe con el puño.
¿Qué
beneficios tiene entonces golpear con el puño? Sencillo, la superficie de
golpeo es mucho menor (inferior a un tercio del golpeo con la mano abierta),
algo que aumenta el éstres hasta por el triple. Esto significa que el área
golpeada tiene muchas más posibilidades de romperse, sea un hueso, o la piel
del rival. Según los autores los puños habrían evolucionado para ello.
En los
siguientes experimentos descubren el que consideran ser el aporte más importante
del artículo, el movimiento de los huesos de la mano en el golpeo. La forma de
la mano cambia ligeramente, quedando los huesos protegidos de hiperflexión y de
rotura, así como permitiendo que la fuerza se distribuya sin dañar las muñecas.
Esta parte es del artículo me ha parecido bonita, y sorprendente.
Como
conclusión se comentan las distintas formas que podía haber tomado la mano
humana a lo largo de la evolución, formas en las que el agarre de precisión
sería también posible, pero no el golpeo a mano cerrada. El agarre de precisión
es considerado una de las particularidades de la anatomía humana, es aquel que
hacemos cuando sujetamos algo entre el pulgar y el índice o el dedo corazón.
Ese que utilizarías para coger algo pequeño.
Agarre de precisión y deformación de la mano con el golpeo
Agarre de precisión y deformación de la mano con el golpeo
Por último,
los autores repasan el que podría haber sido el dimorfismo sexual clave (para
el tema tratado) en nuestros antepasados y en nosotros mismos.
Como muchos sabréis, dentro de los primates, son los gorilas los que presentan
mayores diferencias entre el género masculino y el femenino. Cuando el
dimorfismo sexual supone machos de mayor tamaño que las hembras podemos esperar
un comportamiento de competición entre machos, por acaparar el mayor número de
hembras posible (comportamiento poligínico). Aunque los humanos actuales no nos
enmarcamos claramente en un estilo de organización poligínica, parece que
nuestros antepasados cercanos sí que lo hacían. Australopitecus afarensis presentaba el mayor grado de dimorfismo
sexual en primates extintos, concretamente en el tamaño de sus brazos.
Lo curioso del
caso, y que parece apoyar la hipótesis de esta gente es que en los seres
humanos encontramos dimorfismo sexual en la forma de las manos. Muchos sabréis
que el tamaño de los dedos índice y anular está correlacionado con la cantidad
de testosterona a la que un individuo ha estado expuesto en el vientre materno,
así como con los niveles de testosterona que podamos encontrar en el adulto.
Esto ha llevado a algunos científicos a afirmar que podríamos identificar quién
va a ganar una carrera de 100m lisos antes de que se dé, únicamente mirando las
manos de los corredores.
Alto nivel de testosterona (izq) y bajo nivel (dch)
Alto nivel de testosterona (izq) y bajo nivel (dch)
(He de decir
que llevo mucho tiempo fijándome en las manos de la gente, y hasta ahora las
predicciones se han cumplido en muchas ocasiones)
En los seres
humanos actuales, además, el dimorfismo sexual es mucho más acusado en los
brazos que en las piernas (quizás por eso a las mujeres se les da tan bien el
Taekwondo), concretamente en el antebrazo y en la mano. Sobra decir que en
animales poligínicos, aquellas zonas del cuerpo donde encontramos mayor grado
de dimorfismo, suelen ser aquellas que emplean los machos para enfrentarse
entre sí.
La conclusión
sería que el puño es un arma seleccionada en los machos de Homo sapiens, para competir por las hembras. Las manos podían haber
evolucionado de muchas formas diferentes para acciones delicadas, pero son muy
pocas las configuraciones posibles las que permiten ser delicados y golpear al
mismo tiempo.
Sin duda es un
artículo muy bonito para cualquiera que disfrute tanto de la ciencia como de la
violencia controlada, pero se me ocurren algunas pegas que no puedo obviar.
En mi opinión
12 participantes son muy (¡muy!) pocos, cualquiera que haya practicado artes
marciales tendrá una idea de la diversidad técnica que hay entre disciplinas e
individuos, ¡es inmensa!
En el primer
experimento realizado se compara la eficacia del puño en comparación con la
mano abierta. Cualquier aficionado al MMA conocerá el Pancrase. El Pancrase es
una competición de artes marciales fundada en Japón en el año 1993, inspirada
en el pankration, y en la que no se golpea con el puño a la cabeza
del rival, sino con la mano abierta. Pero golpear con la mano abierta no es lo mismo que golpear con toda la palma de la mano.
No solo en el
Pancrase, sino en cualquier arte en el que se practiquen los rompimientos (el Tameshiwari
del Karate Kikokushinkai, por ejemplo), cualquier practicante debe saber
golpear con el canto interno de la mano, o con la base interna de la misma.
¿Por qué está prohibido el golpeo con el puño en Pancrase? Aquí le doy la razón
a los autores, pues porque la mano cerrada, a diferencia del golpeo con la
palma, acarrea lesiones en la piel, haciendo los combates (sin guantes)
sangrientos, y probablemente desagradables para la mayoría.
Otro error de
la metodología llevada a cabo en el estudio es el hecho de que se golpease a un
saco. ¿Cuántos de nuestros antepasados competían entre sí golpeando un saco?
Puedo apostar mi figurita de colección de Wanderlei Silva (sin abrir) a que ninguno
lo hacía. Escribo esto porque golpear un cráneo es una sorpresa para todo aquel
que prueba por primera vez. El cráneo es muy duro, muchísimo, tanto, que las
manos de muchos luchadores de artes marciales mixtas (MMA) acaban literalmente
rotas después de los combates, ¡pese a llevar guantes protectores! Romperse una
mano es muy fácil, y más si golpeamos con el puño cerrado y sin protección.
Bass Rutten,
uno de mis más admirados competidores (tres veces invicto “Rey del Pancrase”, ahora
retirado de la competición) siempre ha recomendado golpear con las manos
abiertas (correctamente, ¡no a bofetones!) si nos vemos obligados a hacerlo en la
calle. Según los resultados de este estudio la potencia y la eficacia para el
K.O. es la misma que con la mano cerrada, y eso asumiendo que el área de la
mano es 1/3 menor. Es muy probable que los artistas marciales de los
experimentos no usasen el golpeo clásico del Pancrase. Si usamos la base de la
palma únicamente para golpear, el área se reduce incluso por debajo de la del puño.
History of MMA: Bass Rutten. Un documental de 10 min acerca de la carrera del Rey del Pancrase.
Podéis ver el tipo de golpeo que se utiliza en esta modalidad de lucha.
La única ventaja del golpeo con la mano cerrada se reduce a hacer sangrar al rival, ¿es esto suficiente para explicar una adaptación específica? Quizás, pero lo pongo en duda.
Para
finalizar, un último apunte, de ser cierto que la lucha ha influido tanto en
nuestra historia evolutiva, ¿por qué es necesario explicar a los
alumnos de artes marciales cómo se cierra un puño? Es cierto que respondemos
al éstres con los puños bien cerrados, pero tengo la convicción de que no
sabemos golpear de forma innata.
En cualquier
caso, es probable que nuestros antepasados recientes viesen esas supuestas ventajas
del puño más claras que nosotros, quizás ellos sí supiesen golpear, y
encontrasen el puño significativamente mejor que la palma. Por ello es posible
que gracias a ellos ahora tengamos la oportunidad, como dicen los autores, de
utilizar unas manos que son la representación perfecta de la especie humana,
capaces de crear y de destruir a partes iguales.
* Aparte de
que esta forma de expresarse puede llevar a los legos a la idea de que nuestros
antepasados eran chimpancés.
franfi
franfi
¿Franfi?